Reflexiones
En toda mi obra está implícito un tema: la Naturaleza, el bosque, el Arbol, pero percibidos como espacio íntimo donde se produce el encuentro con uno mismo en los momentos de inmersión en la naturaleza en paz y en silencio. La luz del sol del atardecer iluminando las hojas del otoño, la variedad de colores y matices de las flores, la sensación de paz y cobijo debajo de un árbol, el murmullo del agua y la sonoridad del viento ….percibidos en la inmensidad del silencia me producen sensaciones de amplitud, de expansión, me llenan de energía y de paz. Y todo esto que me enriquece espiritualmente sé que sin proponérmelo se refleja en mi pintura.
El proceso de ejecución de la obra tiene que ver con esa actitud de inmersión de conexión conmigo misma y con el acto de pintar en sí mismo, sin racionalizar, olvidándome de todo lo que sé dejando que fluya el conocimiento, las emociones para conseguir una obra libre y autentica.
Inicio la obra con manchas dispuestas con un cierto ritmo con especial atención al color y la luz. El siguiente paso es un proceso inmersivo de conexión, reflexión y análisis para ir ordenando el cuadro y llevarlo paso a paso hacia una visión de algo cuyo final desconozco porque no hay referencia exterior ni hay una norma o un código, sabiendo que llegará un momento en el que considere la pintura acabada, que a mi me diga algo y ese algo tiene que ver con llegar a una imagen que de alguna manera me resulte familiar. Y que tiene que ver con mi primera visión de la naturaleza antes de conocer el nombre , imágenes que sin buscarlas aparecen.
Mi paleta contiene los colores que se encuentran en los paisajes de mi tierra natal, en plena naturaleza y que nunca pretendí copiarlos. Si hay algo a destacar en mi pintura a lo largo de los años es el color, siempre tuve un empeño en conseguir el color y el matiz que quería y estos colores sin yo saberlo los llevaba conmigo y solo tuve que buscar dentro.
