Reflexiones
Cuando elegí estudiar Historia del Arte, no sabia lo que esto iba a suponer en mi vida. Cuando acabé la carrera quise conocer cómo era el hecho de pintar un cuado al óleo que desconocía, y desde entonces no dejé de hacerlo dedicándole la mayor parte de mi vida. Ha sido un camino de estudio, de superar retos, de lucha y satisfacciones del que me siento muy orgullosa y valoro porque mi vida ha sido mucho mas rica y completa tanto intelectual como emocionalmente.
Me inicié en la pintura desde la figuración pero siempre tuve curiosidad por entender a los artistas abstractos, qué era lo que les movía a crear sin la referencia del objeto. Y fui descubriendo un campo de posibilidades infinitas, que requiere investigar, reflexionar, profundizar en mi misma e ir descubriendo poco a poco formas y maneras de expresión.
Cuando inicio un cuadro lo hago desde la mancha, cuidando mucho el color que desde siempre lo trabajé con mimo, degustándolo y disfrutándolo, cuidando la armonía, el equilibrio y sobre todo la luz que es otro elemento imprescindible.
Creo que mis cuadros son el reflejo de la emoción y la energía que experimento en la conexión con la naturaleza en mis paseos en solitario por paisajes familiares y siempre diferentes.
No suelo titular mis cuadros, no quiero encasillarlos, tampoco los puedo explicar, son el resultado de un proceso de inmersión muy personal y fruto de la necesidad de crear algo bello.